11 julio 2010

Vuestro pensamiento y el mío.


Vuestro pensamiento y el mío.

Vuestro pensamiento es un árbol que hunde sus raíces en el terreno de la tradición y cuyas ramas crecen alimentadas por la savia de la continuidad.
Mi pensamiento es una nube que vaya por el aire. Se convierte en gotas que, al caer, forman un arroyuelo que canta camino de la mar. Luego sube hacia los cielos convertido en vapor.
Vuestro pensamiento es una tierna hoja que se mece en todas direcciones, hallando en ello su deleite.
Vuestro pensamiento es nuevo, y día y noche me pone a prueba a mí y yo lo pongo a prueba a él.
Vosotros tenéis vuestro pensamiento y yo poseo el mío.
Vuestro pensamiento os permite creer en la desigualdad batalla del fuerte contra el débil y en las tretas que los astutos emplean contra los ingenuos.
Mi pensamiento crea en mí el deseo de trabajar la tierra con mi azada, de recoger los granos con mi hoz y de construir mi casa con piedra y argamasa; de hilar mis ropas con hebreas de lino y de lana.
Vuestro pensamiento os impulsa a unirnos con la riqueza y con la fama.
El mío me impele a confiar en mí mismo.
Vuestro pensamiento está a favor del prestigio y de la ostentación.
El mío me aconseja y me ruega que deja a un lado la fama y considerarla como un grano de arena arrojado a la playa de la eternidad.
Vuestro pensamiento infunde arrogancia y superioridad en vuestros corazones.
El mío siembra en mí amor a la paz y deseo de independencia.
Vuestro pensamiento os lleva a soñar con palacios, repletos de muebles de sándalo incrustados de joyas y de lechos con colchas de seda.
Mi pensamiento me dice suavemente al oído: "Sé limpio de cuerpo y alma, aunque no tengas donde reclinar la cabeza."
Vuestro pensamiento os lleva a aspirar a títulos y cargos.
El mío me exhorta a servir humildemente.
Vosotros tenéis vuestro pensamiento y yo poseo el mío.
Vuestro pensamiento es la ciencia social, un diccionario de religión y política.
El mio es un sencillo axioma.
Vuestro pensamiento habla de la mujer hermosa, de la fea, de la virtuosa, de la ramera, de la inteligente y de la necia.
El mío ve en todas las mujeres a la madre, a la hermana o a la hija de un hombre.
El tema de vuestros pensamientos son los ladrones, los criminales y los asesinos.
El mío determina que los ladrones son los hijos del monopolio; los criminales, la progenie de los tiranos, y los asesinos, los parientes consanguíneos de los asesinados.
Vuestro pensamiento dicta leyes, elige cortes, nombra jueces y aplica castigos.
El mío explica que cuando un hombre dicta una ley, la transgrede o la obedece. Si existe una ley fundamental, todos somos iguales ante ella. Quien rechaza al mezquino, es igualmente mezquino. Quien se enorgullece de despreciar al pecador, se enorgullece de despreciar a toda la humanidad.
Vuestro pensamiento se interesa por los expertos, por los artistas, por los intelectuales, por los filósofos y por los sacerdotes.
El mío habla del amante y del amigo, del sincero, del honesto, del justo, del amable y del mártir.
Vuestro pensamiento predica el judaísmo, el brahmanismo, el budismo, el cristianismo y el islamismo.
En mi pensamiento sólo existe una religión universal, cuyos diferentes caminos no son sino los dedos de la mano amante del Ser Supremo.
En vuestro pensamiento hay ricos, pobres y arruinados.
Mi pensamiento defiende que no hay más riqueza que la vida; que todos somo mendigos y que no hay más benefactor que la vida. Vosotros tenéis vuestro pensamiento y yo poseo el mío.
Según vuestro pensamiento, la grandeza de las naciones consiste en la política, los partidos, las conferencias, las alianzas y los tratados.
Pero el mío proclama que la importancia de las naciones radica en el trabajo: en el campo, en los viñedos, en el telar, en la curtidería, en la cantera, en la serrería, en la oficina y en la imprenta.
Vuestro pensamiento defiende que la gloria de las naciones la constituyen los héroes, y canta alabanzas a Ramsés, a Alejandro, a César y a Napoleón.
Pero el mío sostiene que los auténticos héroes son Confucio, Lao-Tsé, Sócrates, Platón, Abi-Taleb,Al Gazali, Jalal Ud-Din Rumi, Copérnico y Pasteur.
Vuestro pensamiento ve la fuerza en los ejércitos, los cañones, los barcos de guerra, los submarinos, los aviones y el gas venenoso.
Pero el mío afirma que la fuerza radica en la razón, en la decisión y en la verdad. Por muy larga que sea la resistencia de un tirano, acabara siempre perdiendo.
Vuestro pensamiento distingue entre el pragmático y el idealista, la parte y el todo, el místico y el materialista.
El mío habla del amante y del amigo, del sincero, del honesto, del justo, del amable y del mártir.
El mío descubre que la visa es una, y sus tablas, pesos y medidas no coinciden con vuestras tables, pesos y medidas. Aquel a quien consideráis un idealista, puede ser un hombre práctico.
Vosotros tenéis vuestro pensamiento y yo poseo el mío.
Vuestro pensamiento se interesa por las ruinas, los museos, las momias y los fósiles.
Pero el mío flota en la niebla siempre renovada y en las nubes.
Vuestro pensamiento tiene su trono en el cerebro, al vanagloriarlos de ello, le glorificáis.
Mi pensamiento anda errante por oscuros y lejanos valles.
Vuestro pensamiento hace que suenen trompetas cuando queréis danzar.
El mío prefiere la angustia de la muerte a vuestra música y a vuestras danzas.
Vuestro pensamiento es el de la charlatanería y el de los falsos placeres.
El mío es el pensamiento de quien se encuentra perdido en su tierra, de quien se siente extranjero en su patria, de quien descubre que está solo en medio de su familia y de sus amigos.
Vosotros tenéis vuestro pensamiento y yo poseo el mío.

Khalil Gibran - Máximas espirituales.

No hay comentarios.: